Cañete y mi Hualcará querido, una triste realidad y víctima del gobierno y los ilusionistas del entorno presidencial
El día de ayer lunes 5 de enero me di una vuelta por Cañete, y llegué a San Vicente, Imperial y a la ex hacienda Hualcará. Ayer, como hace más de un año, Hualcará sigue en ruinas.
Algo que me llamó la atención, fue ver que al rededor de las chozas, de cartón madera y plástico, en lo que fue la placita (ex primer estadio) de Hualcará, estaba rodeada de una vereda y un empedrado que nunca antes vi. Pero que en las actuales circunstancias parece una burla a tanta miseria.
También vi, cuales estatuas de piedras, varios módulos de madera, en apariencia abandonados, oscuros, sin nadie dentro. Como si la dignidad de mis paisanos se hubiera sublevado ante los ajustados metros de ese espacio que podría aprisionarlos.
Los hualcarinos, gente humilde en su gran mayoría trabajadores de ancestros lejanos, hoy se les ven en aparente resignación al dolor y a la esperanza que no se pierde ni en estas circunstancias. Ellos, solo parecen esperar que Dios, el verdadero, el único, no nuestro arrogante presidente, vuelva para brindarles el abrigo que van a necesitar para el invierno que nos espía.
También esperan que el señor Del Castillo, cumpla con su repetida promesa pública y mediática de hacer de Hualcará una ciudad modelo en honor a ser la tierra de nuestro más grande crédito futbolístico, el gran Teodoro “Lolo” Fernández Meizán. Cuantas veces lo dijo, quizás esperando quede bien grabado en la radio, la TV y en los periodicazos que tanto gustan a los políticos de turno. Solo resultó, hasta ahora, nada más que una burla aprovechando el dolor de los castigados por la fuerza de la naturaleza. Ya ahora, Del Castillo, fuera del entorno presidencial y a quien le reclamamos sus ofertas incumplidas no asoma por esas cálidas tierras y que conste que no fueron los hualcarinos los que rogaron por su estrepitosa caída del gabinete. Los hualcarinos solo sabemos esperar, como lo dijera algún poeta: “Siéntate en tu puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu engañador”.
Hubo otra oferta incumplida, los Ramos, prometieron a los propietarios de las pocas casas en pie. “Derrumbaremos todo y luego será más fácil construir un nuevo Hualcará y nosotros los ayudaremos para ello”. Esa promesa tampoco parece que se cumplirá. Pues, como sucede en casi todas las historias, hay un Judas. Y en Hualcará hay dos o tres que se salieron de contexto (para estar a la moda), y decidieron no esperar y construyeron, echando por tierra todo proyecto integrador. Ahora, dicen que la ley no permite construir donde hay algunos que no comparten el mismo sueño.
Y yo me digo ¿Pueden tres o cuatro decidir la suerte de más de doscientas familias? ¿Pueden estos fraticidas impedir que los otros tengan acceso a una vivienda digna? ¿Se paraliza todo por la intromisión de unos pocos?
Sólo el viejo Julio Quiroz Alfonzo, sentado, en su silla de ruedas de cara al radiante sol, con sus sueños “congelados” por sus añejos años, cree que las promesas se cumplirán y me dice: “Jorge, recuerdas cuando yo construí con “Lolo” y Casimiro Luyo, esas casas blancas que están allí”, señalándome la blanca pared del otrora imponente “Club Lolo Fernández” con su piscina y la figura del ídolo recién pintada en la pared del frente. Julio, es sin duda la última figura del Hualcará que se fue con el terremoto del 2007. El viejo Julio tiene esperanzas todavía
Señores del Gobierno, señores de la Región Lima, señores autoridades locales, ¿Es posible esto? ¿Qué están esperando para empujar la reconstrucción de Hualcará? Hasta hoy los hualcarinos son víctimas de las autoridades que buscan el aplauso fácil, aún a costa del dolor ajeno. El señor Del Castillo, recientemente desembarcado del entorno presidencial, ahora ya no tendrá la necesidad de cumplir sus esperanzadoras promesas, pero el señor Alan García, si. Del Castillo de seguro en sus sueños, difícilmente conseguidos, escuchará y verá los reclamos y esperanzas de un pueblo, que como Julio Quiroz, se aferra a una esperanza.
Hualcará, hoy, como en los mismos días del terremoto, hizo correr mis lágrimas de impotencia y dolor. Hoy corrieron esas lagrimas hasta mi pecho, quien sabe si mañana, ya con las arrugas de mis años, esos mismos surcos desvíen su natural camino. Del Hualcará de mi niñez, de mis correrías, de mis sueños, de mis palomilladas y de mi juvenil chamba, ya nada queda.
Jorge Luyo Yaya
rodandonoticias_peru
El día de ayer lunes 5 de enero me di una vuelta por Cañete, y llegué a San Vicente, Imperial y a la ex hacienda Hualcará. Ayer, como hace más de un año, Hualcará sigue en ruinas.
Algo que me llamó la atención, fue ver que al rededor de las chozas, de cartón madera y plástico, en lo que fue la placita (ex primer estadio) de Hualcará, estaba rodeada de una vereda y un empedrado que nunca antes vi. Pero que en las actuales circunstancias parece una burla a tanta miseria.
También vi, cuales estatuas de piedras, varios módulos de madera, en apariencia abandonados, oscuros, sin nadie dentro. Como si la dignidad de mis paisanos se hubiera sublevado ante los ajustados metros de ese espacio que podría aprisionarlos.
Los hualcarinos, gente humilde en su gran mayoría trabajadores de ancestros lejanos, hoy se les ven en aparente resignación al dolor y a la esperanza que no se pierde ni en estas circunstancias. Ellos, solo parecen esperar que Dios, el verdadero, el único, no nuestro arrogante presidente, vuelva para brindarles el abrigo que van a necesitar para el invierno que nos espía.
También esperan que el señor Del Castillo, cumpla con su repetida promesa pública y mediática de hacer de Hualcará una ciudad modelo en honor a ser la tierra de nuestro más grande crédito futbolístico, el gran Teodoro “Lolo” Fernández Meizán. Cuantas veces lo dijo, quizás esperando quede bien grabado en la radio, la TV y en los periodicazos que tanto gustan a los políticos de turno. Solo resultó, hasta ahora, nada más que una burla aprovechando el dolor de los castigados por la fuerza de la naturaleza. Ya ahora, Del Castillo, fuera del entorno presidencial y a quien le reclamamos sus ofertas incumplidas no asoma por esas cálidas tierras y que conste que no fueron los hualcarinos los que rogaron por su estrepitosa caída del gabinete. Los hualcarinos solo sabemos esperar, como lo dijera algún poeta: “Siéntate en tu puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu engañador”.
Hubo otra oferta incumplida, los Ramos, prometieron a los propietarios de las pocas casas en pie. “Derrumbaremos todo y luego será más fácil construir un nuevo Hualcará y nosotros los ayudaremos para ello”. Esa promesa tampoco parece que se cumplirá. Pues, como sucede en casi todas las historias, hay un Judas. Y en Hualcará hay dos o tres que se salieron de contexto (para estar a la moda), y decidieron no esperar y construyeron, echando por tierra todo proyecto integrador. Ahora, dicen que la ley no permite construir donde hay algunos que no comparten el mismo sueño.
Y yo me digo ¿Pueden tres o cuatro decidir la suerte de más de doscientas familias? ¿Pueden estos fraticidas impedir que los otros tengan acceso a una vivienda digna? ¿Se paraliza todo por la intromisión de unos pocos?
Sólo el viejo Julio Quiroz Alfonzo, sentado, en su silla de ruedas de cara al radiante sol, con sus sueños “congelados” por sus añejos años, cree que las promesas se cumplirán y me dice: “Jorge, recuerdas cuando yo construí con “Lolo” y Casimiro Luyo, esas casas blancas que están allí”, señalándome la blanca pared del otrora imponente “Club Lolo Fernández” con su piscina y la figura del ídolo recién pintada en la pared del frente. Julio, es sin duda la última figura del Hualcará que se fue con el terremoto del 2007. El viejo Julio tiene esperanzas todavía
Señores del Gobierno, señores de la Región Lima, señores autoridades locales, ¿Es posible esto? ¿Qué están esperando para empujar la reconstrucción de Hualcará? Hasta hoy los hualcarinos son víctimas de las autoridades que buscan el aplauso fácil, aún a costa del dolor ajeno. El señor Del Castillo, recientemente desembarcado del entorno presidencial, ahora ya no tendrá la necesidad de cumplir sus esperanzadoras promesas, pero el señor Alan García, si. Del Castillo de seguro en sus sueños, difícilmente conseguidos, escuchará y verá los reclamos y esperanzas de un pueblo, que como Julio Quiroz, se aferra a una esperanza.
Hualcará, hoy, como en los mismos días del terremoto, hizo correr mis lágrimas de impotencia y dolor. Hoy corrieron esas lagrimas hasta mi pecho, quien sabe si mañana, ya con las arrugas de mis años, esos mismos surcos desvíen su natural camino. Del Hualcará de mi niñez, de mis correrías, de mis sueños, de mis palomilladas y de mi juvenil chamba, ya nada queda.
Jorge Luyo Yaya
rodandonoticias_peru
2 comentarios:
Solo queria añadir que con todo el dinero q los dirigentes que robaron en la U...se hubiera hecho algo por la tierra del CAÑONERO de America....pero hay una nueva generacion q esta surgiendo en la U y dentro de algunos años estoy seguro q se hara realidad....y dale U
.LOS HUALCARINO...DE LOS 60, CONOCIERON al sr. MARIANO RAMOS,,,,SE, POR MUCHOS, KE DONO UN TERRENO FRENTE AL ESTADIO DE IMPERIAL,,,,JUNTO A LO KE ES AHORA CHOCOS,,,,,ESE TERRENO, TODAVIA RECUERDO LAS PALABRAS DE MI PADRE,,,,,KIEN TRABAJO POR AÑOS EN EL MUNICIPIO,,ese terreno fue donado por don MARIANO RAMOS DAMMERT,,para colegios,centros deportivos,,,recreacion pra los pobladores,,,este dueño de la HACIENDA HUALCARA,,,SI QUISO A SU AMADA HACIENDA,,,,,PASARON los años..ese terreno,,,increiblemente,se urbanizo,y es si lo ke se debe pedir cuentas,,,como una DONACION TAN SAGRADA,,,LUEGO UN ALCALDE LO LOTIZO,,URBANIZO Y LA PLATA A SU BOLSILLO.....KE SE INVESTIGUE..SR ALACALDE DE IMPERIAL ELIAS ALCALA,,,,INVESTIGUE,,,,NO nesecito ser anonimo...me pueden preg,,,,,,
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